Jesús perdido y hallado en el Templo con los doctores

El Evangelio de San Lucas nos trae la historia de Jesús perdido en el Templo que, además, pertenece a uno de los misterios del Santo Rosario. Conoce con detalle los acontecimientos que suscitaron cuando María y José visitaron este lugar junto a su hijo.

Jesús perdido en el templo

Jesús perdido en el Templo

Este episodio de Cristo pertenece a la vida oculta, pues estaba bastante chico cuando sus padres y él disponía de asistir a Jerusalen para celebrar las Fiestas de Pascua. Lo más destacado de ello, es que Jesús fue hallado tres días después, sentado alrededor de unos doctores. Bajo un mismo contexto, también puedes conocer acerca de la vida pública de Jesús, cumplidos los 30 años de edad cuando empezó a predicar en el desierto.

Luego que Jesús perdido en el Templo fue hallado, desarrolló un alto sentido espiritual a medida que iba creciendo, hasta convertirse en el Salvador de todos los hombres, para todas las naciones. La gracia de Dios estuco con él a partir de su bautismo, con el Espíritu Santo descendiendo desde el cielo para acompañar su ceremonia entre las aguas.

Subida a Jerusalén

María y José, como todos los años en Tiempos de Pascua, asistían a Jerusalén para celebrar junto a sus habitantes de la Semana Santa. La historia de Jesús perdido en el Templo cuenta que tenía doce años cuando causó la mayor preocupación de sus padres al darse cuenta que no estaba junto a ellos al momento de regresar. Es destacable que un hombre o mujer que contase con esta edad, quiere decir que está en plena transición hacia la adolescencia; no era considerado como un infante.

«Hijos de la ley» son aquellos que cumplen con esta edad, al tener un mayor raciocinio de sus acciones, pero aún dependientes de sus padres. Por este motivo, Jesús estuvo consciente de sus pensamientos cuando se halló perdido y luego encontrado por los doctores con quienes mantuvo charlas bastante inteligentes.

Presuntamente, ya tenía una conexión bastante fuerte con Dios. Esta filación con el Padre es un acercamiento discreto, pero fundamental para lo que iba a ocurrir en años posteriores de su vida.

El Niño se pierde

Jesús se quedó en Jerusalén, porque al parecer los padres no advirtieron de la desaparición de su hijo. Quizá, este es uno de los viajes más tormentosos de la pareja, porque padecieron de una leve pérdida, creyendo que a Cristo pudo ocurrirle un evento negativo. María y José tal vez pensaron que Jesús estaba con ellos en la caravana, pero allí notaron definitivamente su ausencia. En el primer día de búsqueda, preguntaron a todos los parientes cercanos por su paradero, sin tener éxito alguno.

Como fracasaron en el primer intento de buscarlo, María y José regresan a casa con la esperanza de ver a su hijo allí, pensar que pudo llegar a su hogar por cuenta propia. Hasta el tercer día, la historia de Jesús perdido en el Templo surte efecto, porque los padres después de muchas preocupaciones, dieron con él.

La situación en que encontraron a Jesús fue un tanto peculiar: rodeado de varios hombres con sapiencia excelsa, pero Jesús siempre dio réplica a las preguntas y respondió con naturalidad todo lo que conocía sobre Dios.

Jesús perdido en el templo

María y José quedaron estupefactos al ver que su hijo podía mantener una conversación sabia con adultos acerca de temas complejos como la existencia de Dios, el universo, los sacramentos y oros tópicos referentes al cristianismo. La Virgen María habló en nombre de los dos para exclamar:

«Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira cómo tu padre y yo, angustiados, te buscábamos».

Esta fue la respuesta que Jesucristo ofreció a sus padres, con motivo de explicar todo lo sucedido:

«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que les dijo» (Lc).

Ante los doctores de ley

Para los planes que Jesús perdido en el Templo quería tener, sus padres no podían estar presentes, quizá por la falta de comprensión sobre los hechos, o as constantes preguntas que iban a formular. Todos los asuntos a tratar son basados al Padre Celestial, para unificar aún más esta conexión que a los doce años ya Jesús tenía con Dios.

Estos doctores de ley se han caracterizado por tener una mayoría de edad religiosa, es decir, con la sabiduría suficiente para abordar temas que desde el punto de vista teologal, es difícil, más para un niño de doce años. No obstante, Jesús pudo defenderse ante los doctores, alegando sus premisas que para sus oídos parecían más verosímiles de lo imaginado.

Ellos siempre mostraron educación ante un Jesús inquieto por conocer más de lo que sabe. Por esta razón, los doctores permiten que hable, escuche y pregunte, como lo haría cualquier adulto en una situación de duda o que requiere de aclaraciones para comprender ese mundo cristiano tan vasto en dogmas, polémicas y un Dios que es omnipotente, creador del cielo y la tierra, hasta un universo que engendra vida y multiplica a todos sus seres.

Aparentemente, Jesús retuvo todas las ideas conocidas por los doctores hasta establecerlas como su propia filosofía. La admiración de estos personajes crecen aún más, por ver que un Jesús curioso e interesado continuaba interrogando todo lo que podía desconocer de Dios y aportar lo que si sabia sobre él.

No se sabe a ciencia cierta qué conversaciones estableció Jesús con los doctores, pero todo parece indicar que el tema central fue Dios. Los teólogos han llegado al acuerdo que Dios quiso que su unigénito se expresara con libertad en su otro hogar, en el templo que más adelante defendería con vehemencia hasta convertirse en su casa mayor.

María y José: de la angustia a la alegría

Efectivamente los padres sufrieron con la desaparición de su hijo, hasta recorrer todo Jerusalén y volver a casa esperanzados de hallar a su hijo allí. Jesús perdido en el Templo es una clara referencia que sin importar la edad, ya Cristo manejaba una sabiduría increíble para debatir con adultos sobre la presencia de Dios en el universo.

La llegada de María y José fue más por inercia que por una búsqueda que estaba tornando exhaustiva con el paso de las horas. No obstante, la alegría dibujó sus rostros al ver que estaba en compañía de otros hombres que a simple vista se mostraron sabios.

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