Los milagros de Jesús más conocidos en este tiempo

Durante su presencia en la tierra, Cristo fue capaz de encender en los corazones la llama de la fe a través de grandes acciones que hicieron acreedor para el título de Salvador, describiendo así lo que son los milagros de Jesús. A continuación, un resumen esquematizado con todos los milagros de Jesús que la iglesia festeja cada día.

milagros de Jesús

Milagros de Jesús

Todos los Evangelios Canónicos han recopilado cada uno de los milagros que hizo Jesús en su estadía en el plano terrenal. Cada uno de ellos están categorizados en los siguientes renglones:

  • Resurrección de muertos.
  • Control sobre la naturaleza.

Para determinar todos los milagros de Jesús enumerados es realmente complejo, porque en un milagro narrado pueden existir otros acontecimientos grandiosos que pueden atribuirse a Cristo. Por ejemplo, la hija de Jairo recibe la curación, mientras casi en paralelo, el Hijo de Dios se encargó de regresar a una niña de la muerte a la resurrección.

Para efectos de los Evangelios, ambas acciones son narradas en dos párrafos distintos, por lo cual pueden ser dos milagros o dos bendiciones dentro de un mismo hecho.

Muchos de ellos están relacionados con los números o contextos simbólicos, tomando por ejemplo la mujer que cayó muy enferma por 12 años o la niña de 12 años que Jesús logró salvar de la muerte. Estos dos milagros de Jesús específicamente han tomado diversos rumbos para encausar a una misma interpretación.

Los milagros de Jesús no son del todo convincentes para los escribas o fariseos, que no hallan razón alguna para enmarcárselos a Cristo. Este sector pensó que Cristo tuvo una alianza peculiar con Belcebú, hecho que el Hijo de Dios se encargó de refutar categóricamente.

En los textos evangélicos dejan en manifiesto que Jesucristo tuvo el gran poder de luchar en directo con los demonios y expulsarlos en el cuerpo de sus hermanos; favor que condujo a transferir este poder a otros hombres para que luchasen contra la maldad en su nombre y para el bien.

Corazín y Cafarnaún fueron las ciudades que ofrecieron el mayor número de testimonios sobre los milagros de Jesús. Un factor determinante para que esto sucediera, es la negación de las víctimas ante el pecado, pero con los hechos extraordinarios auspiciados por Cristo, la gran mayoría hizo su proceso de conversión. Siguiendo con este hito, es pertinente enterarse sobre todos los beneficios que ofrece la medalla milagrosa a quien porte de esta prenda con muha fe.

En (Juan 14, 10-14) Jesús le pide a cada uno de los discípulos que nunca dejen de creer en sus dones, porque es Dios quien actúa por medio de él. Asimismo, exhorta a sus hermanos a pedir, porque si lo hacen de fe y corazón, todos sus deseos se cumplirán.

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Curaciones de espíritus inmundos

En los milagros de Jesús descritos a continuación, es bastante peculiar que hasta los demonios más malignos han caído postrados a los pies del Salvador como signo de victoria. Al final, terminan reconociendo que es el Hijo unigénito de Dios y que sus poderes rebasan su propia fuerza. A continuación observaremos una pequeña lista de los milagros de Jesús relacionados a curaciones de espíritus inmundos:

  • En la región de Gerasa, muchos de sus habitantes estuvieron poseídos por un conjunto de seres malignos conocidos como Legión. Cada uno de ellos fueron expulsados de estas tierras hasta ser desterrados en una granja para cerdos que, posteriormente murieron.
  • La presencia del mudo. La gente se mostró atónita cuando habló sobre el príncipe de los demonios y el gran poder de Cristo al momento de elaborar exorcismos.
  • (Mt. 15:21-28, Mc. 7:24-30) que relata el famoso milagro de la hija de cananea, ubicado en la zona geográfica de Tiro y Sidón. La madre de la víctima pidió con mucha fe a Jesús hasta que cumplió ese importante favor.
  • (Mt. 17:14-21, Mc. 9:14-29, Lc. 9:37-43) el niño que sufría de epilepsia. Cada uno de los Apóstoles de Cristo intentaron rescatar a un niño con este padecimiento, pero su falta de fe en creer que es el Hijo de Dios no les permitió curar a la criatura.
  • (Mc. 1:21-28, Lc. 4:31-37) toda la Sinagoga de Cafarnaúm fue sanada por Jesús.
  • (Lc. 8:1-3) la expulsión de 7 entidades malignas en el cuerpo de María Magdalena. Asimismo, logró rescatar
  • a Juana, una muchacha poseída que presuntamente estuvo involucrada sentimentalmente con el gran Herodes.

Sanación de paralíticos

Los rumores o presencias visuales de estos hechos extraordinarios no son exclusivos de sus testigos, porque también hay imágenes de los milagros de Jesús, como la obra de Gabriel von Max, en la cual refleja a un Cristo haciéndole la imposición de manos a un niño enfermo.

  • El criado del centurión que recibió su curación a distancia (Mt. 8:5-13, Lc. 7:1-10). La gran fe que mostró el protagonista de este milagro permitió que uno de sus criados recuperase su movilidad. No obstante, no hay una certeza clara si este milagro de Jesús está plasmado en el Evangelio de Juan. El hecho que el narrador sea el hijo de un cortesano, posiblemente reste importancia, aunque la narración es bastante eficiente y coherente para no desmentirla.
  • El paralítico que vivió en Cafarnaúm (Mt. 9:1-8, Mr. 2:1-12, Lc. 5:17-26) al estar postrado por varios años sin poder valerse por sí mismo. Una vez que logró su proceso de conversión en todos sus pecados gracias a Jesús, su capacidad motriz resaltó una gran mejoría. En este milagro, los escribas intervinieron para declarar a un Cristo blasfemo.
  • El hombre de la mano seca (Mt. 12:9-14, Mc. 3:1-6, Lc. 6:6-11). Gracias a que Jesús una vez más desde su faceta de Salvador, recuperó de bienestar a un hombre con la mano enferma. Por supuesto, los fariseos una vez más desacreditaron el acontecimiento y juraron destruir la buena imagen de Cristo.
  • La mujer que permaneció mucho tiempo chueca y no pudo recuperar su postura corporal (Lc. 13:10-17). En una de las sinagogas durante un sábado, la fémina recibió su favorable curación hasta que su cuerpo volvió a estar erguido antes de su enfermedad. Como era de esperarse, este milagro de Jesús también fue criticado por sus rivales al poco tiempo de conocerse en forma oficial.

Recuperación de ciegos

  • Dos ciegos de Cafarnaúm (Mt.9:27-31) que experimentaron el amor por Dios y la creencia de un Hijo que mueve sus piezas en función del Todopoderoso.
  • La famosa mujer llamada Betsaida (Mc. 8:22-26). Jesús, convencido de todos sus poderes, hace una imposición de manos y unta con un poco de saliva sus ojos, hasta que recupera su sentido visual.
  • Un hombre que nació ciego fue curado por la mano poderosa de Jesucristo (Jn. 9:1-41). Él mismo, con sus propias manos fabricó una porción de lodo con su saliva para untar en los ojos del hombre. Posteriormente recomendó a bañarse dentro de la piscina de Siloé.

Leprosos

  • (Mt. 8:1-4, Mc. 1:40-45, Lc. 5:12-16) remite al famoso caso de un Leproso que habitó en Galilea. Apenas fue tocado por la mano de Jesús, comenzó a experimentar una gran sensación de bienestar.
  • La curación total de diez leprosos mientras Jesús recorría de palmo a palmo Jerusalén (Lc. 17:11-19. Apenas bastó su poder de palabras para que cada uno de los afectados mostraran claras señales de mejoría.

Séis curaciones adicionales

  • (Mt. 8:14-15, Mc. 1:29-31, Lc. 4:38-39) la suegra de Pedro estaba bastante enferma con fiebres de temperaturas altas.  Jesús la tomó de sus manos en su visita a Cafarnaúm y logró sanarla en su totalidad a los pocos minutos de imponer su bendición.
  • (Mt. 9:20-22, Mc. 5:25-34, Lc. 8:41-48) una mujer que sufrió fuertes hemorragias hasta una pérdida cuantiosa de su sangre. Al tomar el manto de Jesús, la hemorragia se detuvo.
  • El hidrópico que fue curado en una de las casas de tantos fariseos que han estado en contra de los milagros de Jesús. (Lc. 14:1-6).
  • La oreja de Malco (Lc. 22:50-51) herido por uno de los Apóstoles. Por supuesto, Cristo reprendió a ese discípulo por su acción.
  • El hijo enfermo del Rey (Jn. 4:46-54). Mientras Jesús y el oficial estaban hablando sobre el asunto, el niño milagrosamente sanó en Cafarnaúm.

En modo genérico

Todos los milagros de Jesús descritos a continuación son muy valiosos para la historia cristianas, pero además, hay que considerar otras propuestas interesantes. También puedes conocer la oración a la medalla milagrosa para la salud que permite socorrer a todos los enfermos.

  • Recorriendo Galilea (Mt. 4:23-25, Lc. 16:17-19).
  • Al ponerse el sol (Mt. 8:16-17, Mr. 1:32-34, Lc. 4:40-41).
  • Junto al mar de Galilea (Mt. 15:29-31).
  • En el Templo (Mt. 21:14-15).
  • Cuando se retira al mar con sus discípulos (Mc 3:7-12).

Milagros relacionados con la naturaleza

Es acá que el poder de Cristo trasciende todos los sentidos, hasta actuar en pro de la misma naturaleza, ocasionando milagros nunca antes contados y que acá podrá conocer sin falta.

  • Calmó una fuerte tempestad que azotó el Mar de Galilea. (Mt. 8:23-27, Mr. 4:35-41, Lc 8:22-25).  Nuevamente Jesús regaña a sus Apóstoles hasta acusarlos de no tener suficiente fe, por atemorizarse por todo y no confiar en su palabra.
  • La moneda en la boca del pez (Mt. 17:24-27) que sirvió para saldar algunas deudas y pagar impuestos.
  • (Mt. 21:18-22) Jesús logró secar la higuera. Este milagro es importante para indicar que la fe si es capaz de mover montañas. Con la ordenanza de no generar más frutos, toda una comunidad estuvo salvada.
  • El Lago Genesaret sirvió como punto referencial para que ocurriese la pesca milagrosa. Simón Pedro, Jacobo y Juan pasaron a formar parte de los caballeros de Jesús. (Lc. 5:1-11).
  • Las muy famosas bodas de Caná, cuando Cristo convirtió toda el agua disponible en vino. (Jn. 2:1-12). De acuerdo a las lecturas en el Evangelio de San Juan, estas acciones estuvieron de marco inicial dentro de los favores concedidos a su madre, la virgen María.

Resurrecciones

Ahora veremos cuáles son los milagros de Jesús relacionados a resurrecciones.

  • La viuda de Naín y su hijo (Lc. 7:11.17). Jesús se compadeció de aquella mujer que perdió al único ser que tenía en el mundo: su propio hijo. Al verla con muchas lágrimas en los ojos, Cristo acercó sus manos hasta el ataúd del difunto y lo abrazó. Luego, ordenó que se levantara de su tumba; hecho similar ocurrido con Lázaro.
  • La propia resurrección de Jesús (Mt. 28:1-10, Mr. 16:1-8, Lc. 14:1-12). Este evento que simboliza su reanimación es una victoria contudente sobre la muerte. Cristo, a los tres días de sufrir grandes calamidades en el madero regresa a la vida eterna, en la cual ya nada podrá herirle ni lastimarle. A partir de ese instante, ni la propia muerte es capaz de vencerlo, dejando en claro su gran poder como divinidad.
  • En el Evangelio secreto de Marcos, aunque no es muy conocido, hay una narración sobre la resurrección de un joven rico, al cual Jesús enseña el Reino de los Cielos.

La hija de Jairo

El jefe de una sinagoga llamado Jairo, está sufriendo una gran pena hasta el punto de postrarse a los pies de Jesús una vez que está junto a él. Con mucho dolor en sus palabras alega que su hija está a punto de morir, para que tenga piedad de ella en sus últimos minutos.

Uno de los favores que pidió al Salvador es imponer sus manos en el cuerpo débil de la muchacha para que sobreviviera a su enfermedad. Más adelante, uno de sus hombres de confianza llega al hogar para indicar que la muchacha ha muerto, por tanto, no era necesario acudir a Jesús para rescatar su vida.

Cristo interviene en la dolosa conversación para explicarles a cada uno que no renunciaran a su fe, porque no todo estaba perdido para la hija de Jairo. Jesús llega a la habitación para observar en primera instancia a todos los dolientes en un profundo llanto, mientras otros rezaban por el descanso eterno de ella.

Jesús les explica a todos que la hija de Jairo no ha muerto, que apenas está durmiendo. Lo primero que recibe ante estas declaraciones son gestos de burlas de quienes estaban presentes. Posteriormente, les pide a todos (excepto a los padres) que salgan de la habitación. Ejecutó una serie de palabras que al final significan «levántate» y así ocurrió, la niña despertó de su sueño y se levantó de su cama completamente sana.

Resurrección de Lázaro

Lázaro estaba bastante enfermo en la aldea de Betania, la misma comunidad que acobijó por primera vez a María y a Marta, su hermana. Ambas hermanas mostraron gran preocupación por el deterioro en la salud del enfermo, hasta solicitad piedad al Señor. Jesús indica que la enfermedad de Lázaro no es mortal ni que él morirá, porque le espera la Gloria de Dios y quien cree en ella, jamás morirá para siempre.

Jesús consternado junto a María y Marta disponen de ir al sepulcro donde reposan los restos de Lázaro. Frente a la cueva, el hombre pide a Marta que le ayude a quitar la piedra que obstruye la entrada que da acceso al cuerpo.

Marta se detiene a pensar que el cuerpo ya está en pleno estado de descomposición al tener 4 días enterrado, pero Jesús repite la misma frase sobre la Gloria del Todopoderoso. Una vez que los tres están frente al cadáver, Cristo eleva su voz hasta decir: » ¡Lázaro, levántate y sal afuera!». Tanto su cuerpo como su rostro estaba cubierto por un sudario al salir.

Caminar sobre las aguas

En uno de tantos días de aventuras, Jesús y todos sus discípulos estaban en una barca, pero ordenó a sus hombres que la condujeran hasta la orilla. En medio de toda esta actividad, Cristo despidió a todos los asistentes para luego ir al monte a orar como era su costumbre diaria.

Cayó la noche y el Hijo de Dios permanecía orante en aquel lugar solitario, mientras la barca se estaba alejando peligrosamente de la orilla. El viento contribuyó para que las olas golpearan con fuerza aquel vehículo marítimo.

Para la cuarta noche en que Jesús y sus hombres permanecieron en vigilia, vieron desde la distancia una silueta caminando sobre las aguas del mar. Todos se asustaron al pensar que se trataba de un fantasma, pero Cristo les habló con confianza para que no se atemorizaran. Explicó que se trataba de él, que no tuviesen miedo por tratarse de una sombra infernal. Pedro intervino para retar a su patrono diciendo que si se trataba de él, que le ordenara introducirse en las aguas para buscarlo.

Pedro se bajó de la barca, que estaba bastante lejos de su punto de partida para alcanzar a Jesús. Al principio lo hizo temeroso, pero luego volvió su confianza en sí mismo gracias a la palabra de su Señor.

No obstante, el viento resultó tan fuerte que el cuerpo de Pedro estuvo embargado de un miedo tan profundo y peligroso como las olas del mar. Pedro gritó pidiendo auxilio y que lo salvara, hasta que Cristo extendió sus brazos para alcanzar la humanidad de su discípulo. Al tenerlo consigo, le reclama su poca fe y todas las dudas que tuvo por no creer en su palabra.

Multiplicación de los panes y los peces

Jesús, en su afán de rezar apartado de todo y de todos, estuvo un gran rato en el monte, hasta que su pueblo dispuso seguirlo de pie hasta la ciudad. Justo al momento en que desembarca, un gran grupo de feligreses se acercaron hasta él, mientras su mirada compasiva estuvo fija en cada uno de ellos. Su visita fue bastante productiva, porque sanó a varios enfermos con todos sus apóstoles como testigos. Este fue el mensaje que sus discípulos le dijeron:

-Este es un lugar bastante retirado y ya ha pasado muchas horas desde que está aquí. Despide a la gente para que todos dispongan de sus alimentos.

Jesús les dijo:

-No hace falta que ninguno se vaya, ustedes denle de comer.

Ellos responden:

-Acá solamente contamos con 5 panes y dos peces. Es lo único que tenemos.

Cristo responde:

-Traigan cada uno de ellos aquí.

Jesús ordenó a todos los invitados para que se acomoden en el césped mientras empieza a hablar. Tomó los panes y los peces con ambas manos para dirigir su mirada al cielo. Pronunció una bendición para luego partir los panes en más pedazos con los discípulos de testigos. Todos comieron alegres, al ver que el alimento alcanzó para cada uno de ellos.

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