Los tres arcángeles san Miguel, san Gabriel y san Rafael son los mensajeros de Dios que nos protegen de las asechanzas del maligno. En este post te presentamos una oración mediante la cual se pide su intercesión para la protección de nuestro hogar.
Los arcángeles san Miguel, san Gabriel y san Rafael han sido enviados por el Santo Padre para cuidarnos de todo mal, ayudarnos en la salud, proporcionarnos sus gracias y proteger nuestra familia y nuestro hogar.
Gracias a ellos, al rezarles con mucha devoción, es posible alejarnos del maligno y satisfacer nuestras necesidades.
Se trata de una muy sentida oración a los arcángeles para el amor, de manera que mantenga la armonía familiar.
Ella nos ofrece la oportunidad de solicitar su atención a nuestras penurias, ya que es una oración abre caminos, que llega al Señor. Así también obtenemos la protección divina a través de la Novena a los tres arcángeles para la unión familiar.
A continuación la oración.
Oración a los tres arcángeles
«En el nombre del Dios Padre omnipotente, que nos protege y cuida de todo mal
y en nombre de su Divina Misericordia, invoco a los tres Arcángeles de los Cielos,
san Miguel, san Rafael, san Gabriel para que me envuelvan con sus alas y acudan en mi auxilio,
para que con su milagrosa asistencia pueda alcanzar la protección que necesito,
así como los bienes materiales y espirituales que preciso y que con su noble ayuda
pueda alejar de mí toda angustia, pena y sufrimiento.
Arcángel san Miguel, arcángel san Gabriel y arcángel san Rafael son poderosos, nobles y misericordiosos,
por lo que el Dios Santo les ha conferido la misión de acudir en el auxilio de sus hijos.
Arcángeles míos, prodigiosos bienhechores, Miguel, Gabriel y Rafael que en los Cielos están,
les ruego no dejen que siga padeciendo más, les imploro con toda fe su intercesión
en este grave e imposible problema por el que paso. Los necesito a mi lado para solventarlo.
¡Oh mis tres arcángeles! lleven mis ruegos al Padre Misericordioso
para que me libere de todo peligro y enemigo que me aseche.
Ustedes, arcángeles bondadosos, que desde su creación adoran y tienen el privilegio de estar con Dios,
ayudénme a obtener la gracia divina y pueda resolver esta lamentable situación».
«Glorioso arcángel san Miguel, vencedor poderoso de los espíritus rebeldes en todas las necesidades y peligros, que el poder de tu brazo me cuide y defienda».
«Glorioso arcángel san Gabriel, luz bendita del cosmos, héroe de Dios, mensajero celestial por excelencia, santo patrono de las comunicaciones, confío en ti para que rápidamente lleves mi pedido hacia el Padre bien amado».
«Arcángel san Rafael, emisario amoroso de Dios, ángel del amor y del dolor, sana y libera de todo mal mi cuerpo y alma que tu benevolencia y sabiduría me den fuerza».
«Ustedes, amados arcángeles, acudan y dénme su valiosísima ayuda.
Limpien y abran todos mis caminos y orienténme para que no tropiece en los obstáculos,
quiten los impedimentos para que consiga vivir plenamente, reflejen en mi alma un poco de la Luz Divina,
sobre todo cuando las dudas, pruebas y dificultades de cualquier tipo me asalten,
cuando las necesidades me aflijan.
Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael que brillan en el maravilloso Cielo
alumbrenme, cuidenme, y protejanme de todo lo que me cause daño e inquietud,
alejen la enfermedad, los peligros, males y enemigos,
hagan que prospere en el trabajo y en mi economía, bendigan mi vida amorosa
para que consiga tener a mi lado a la persona que me ame de verdad,
protejan a mis familiares y mi hogar, hagan que la buena suerte y fortuna me sonrían
y que la dicha y felicidad me acompañen en todo momento.
Santos Arcángeles intercedan por mi cerca para que reciba su misericordia
y el favor que ahora solicito confiadamente»:
(pedir lo que se desea conseguir).
«¡Oh mis tres Arcángeles rueguen por mí y lleven cuanto ante mis peticiones al Señor y consiganme lo que humildemente pido».
«No dejen nunca de estar a mi lado, asistanme en mis infortunios, traigan paz, tranquilidad y bienestar,
liberenme de todo poder del maligno y concedanme la gracia de amar cada día más a mi Dios
por medio de María, y después conduzcanme a la gloria eterna de los cielos».
«San Miguel, san Gabriel, san Rafael, ¡Dios los bendiga!
Les doy las gracias por acudir a mí en este momento, por no abandonarme cuando los llamo,
por ayudarme a transitar por los caminos desconocidos, por darme vuestro auxilio y protección.
Amén».
Al finalizar, se debe rezar el Credo, un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
Asimismo, se aconseja encender una vela blanca cada día.

