Así como la existencia de Dios es un tema bastante polémico que genera sentimientos encontrados entre ateos y católicos, surge otra pregunta muy interesante, porque más de un lector se imagina ¿Quién creó a Dios? Sigue muy de cerca este post.
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¿Quién creó a Dios?
Aunque parezca irónico, son más los ateos que formulan esta pregunta para satisfacer sus necesidades e incredulidad respecto al tema. El ensayista británico Bertrand Russell (1872-1970) escribió un texto importante para este sector titulado Por qué no soy cristiano en la que realizó una especie de planteamiento del problema para objetar acerca de ese estudio.
Richard Darkins y Phillip Adams estuvieron de acuerdo con los postulados de Russel, de tal modo que en 2010 realizaron por primera vez un Congreso entre ateos. En esa misma reunión, Adams sostuvo lo siguiente:
«El gran argumento para la existencia de Dios fue que tuvo que haber una creación, un principio […] Pero mi objeción fue simple: Si Dios fue el principio, ¿quién comenzó a Dios?»
Ni los propios ateos son capaces de discutir que el universo tuvo un principio, porque están las leyes de la termodinámica que exigen sean verosímiles por todo un colectivo, como una gran verdad. Sin embargo, este universo con el pasar del tiempo se está agotando y este factor debe tener una buena explicación. Ninguna de las estrellas estaría produciendo energía y muy probablemente, los seres vivos no existirían.
Algunos han establecido hipótesis sobre un universo que ha muerto para dar lugar a otro, pero es complejo sostener este sentir, porque tales sucesos de nacimientos y muertes no es comprendida bajo una serie infinita. Entonces, los nuevos ciclos dispondrán de menos energías, por lo que las probabilidades de sobrevivir son mucho menores.
Cuando un amigo le preguntó a un niño quién creó a Dios, lo hizo baso la premisa sobre quién diseñó al diseñador. Este niño con un espíritu vivaz contestó: «Dios se hizo a sí mismo», resultado una respuesta brillante sin tener el raciocinio correspondiente para comprender sobre la teoría de la auto-creación.
No obstante, el hecho de existir antes del existir es una premisa vacía en que no hay que decir más al respecto. Los teólogos se han apoyado en quién creó a Dios según la Biblia es un ser eterno, poderoso, que está en todas partes. Ahora bien, hay que aclarar algunas ideas al respecto:
- Si hubo un tiempo en que no existió absolutamente nada en el universo, nada podría tener sentido ahora.
- En el ahora, si existe algo.
- Nunca hubo un tiempo en el que nada existió.
Los tres apartados descritos pertenecen a un silogismo lógico. Cuando se habla de tal silogismo significa que la premisa N°1 hace que desprendan la N°2 y N°3. La primera premisa es la más importante, que contiene el máximo apoyo. Para el caso de la premisa 2 refiere a una idea complementaria que apoya el caso anterior y finalmente, el tercer postulado que funge como una conclusión.
Tuvo que haber un principio
Para entender quién creó a Dios es pertinente hacer énfasis en la causalidad. Por ejemplo, la silla en que una persona está sentada, tuvo que tener un principio, un propósito de estar allí. Ninguna silla podría aparecer sin motivo aparente, porque de lo contrario, esta persona tendrá un problema agudo con su mentalidad.
Efectivamente, la lógica junto a la ciencia han fundamentado el principio de causalidad, porque todo tiene un principio y al mismo tiempo, una causa suficiente para estar presente. Sin embargo, esta teoría afirma que absolutamente todo tenga una causa y esto mismo lo aclara el propio Russell. Él aclara que aquello que posea un principio, tendrán causas suficientes para explicar el motivo de su procedencia. Para ir más allá, es indispensable entender esta reflexión:
«Algo que no tuvo un principio no tiene necesidad de una causa».
La causa debe ser muy buena, adecuada, que sea verosímil al momento de manejar un estudio. A veces, con describir la presencia de una persona en tal lugar significa que su existencia se deba a eso, sino escudriñar más allá de un perfil.
A los ateos de la actualidad les encanta manejar términos relacionado con la capacidad racional de otras personas, guiados por la lógica comprobada. Una diferencia de los religiosos es que consideran la causalidad del universo gracias a Dios, quienes no creen en él consideran que ni el mismo universo tiene una causa, sino más bien entienden que este es un conflicto que ni la lógica se ha encargado de argumentar correctamente. Para ellos, escuchar que Dios lo hizo, no significa absolutamente nada.
¿Cuál es la causa del universo?
Generalmente, para responder la peliaguda pregunta de quién creó a Dios, hay que centrarse un poco en la historia del universo. Su causa puede ser inmaterial, porque de ocurrir lo contrario, entonces estaría sujeto a las leyes del decaimiento, para explicar todos los motivos de su deterioro.
De haber tomado en cuenta que la causa es material, el universo tendría origen en si mismo una y otra vez, en virtud de todas sus fases cíclicas que explican su nacimiento y muerte. Por esta misma razón, la aparición del universo tiene un motivo supernatural, que traspasa la frontera de lo inmaterial y espiritual.
Sin discusión alguna, la causa que pudo haber originado el universo tuvo que haber sido tan poderosa que ni el mismo campo de estudio ha determinado a ciencia cierta sobre ello. Nada más con pensar en el tamaño y la energía desenvuelta en este entorno, da fe que es una causa de magnitudes avasallantes. Con estas citas encontradas en la Bilia puede responder un poco a quién creó a Dios, al igual que distinguirlo como el Creador de este universo:
Terno
«Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios». (Salmos 90:2)
Omnipotente
«Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos». (1 Crónicas 29: 11-12)
Espíritu
«Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren». (Juan 4:24)
Son a través de estas citas que el mundo religioso considera que Dios es el creador de todo lo que vemos con nuestros ojos. Quién creó a Dios pudo ser el mismo universo, para regir leyes divinas y otorgar la vida para que todos los hombres vivan felices aclamando su voluntad.
Hay que tomar en consideración que Dios creó el tiempo, cuando en el libro del Génesis declara la creación del cielo y la tierra. Esto quiere decir que un ser atemporal, es decir, que está por fuera del tiempo tuvo que haber sido el creador de este universo, siendo Dios el que dictaminó otros parámetros.
Entonces, ¿Quién creó a Dios? ¿De dónde proviene esta fuente que es eterna? Si es un ente que no tuvo principio, entonces surgen preguntas retóricas como ¿Con quién estuvo casado el soltero?. Por este motivo, la Biblia trata de apegarse a una realidad que para los católicos o cristianos es suficiente, aunque los ateos miren esto con incredulidad.
Dos grandes inicios, pero sin ninguna causa
Los ateos o demás movimientos que rechazan a un Dios creador, tienen que renunciar a su ideal que la vida apareció sin ninguna causa, sucediendo lo mismo con la materia. Incluso, para estudiar la teoría unicelular es más complicado de lo que parece. Por ejemplo, una simple bacteria en su interior contienen nanomáquinas con material tan sofisticado que para establecer un estudio sencillo, puede llevar demasiado tiempo en comprender un análisis real sobre el asunto.
Una célula necesita alrededor de 400 proteínas para que obtenga un desarrollo óptimo a lo largo de su ciclo de vida. Asimismo, estas células vistas como máquinas requieren alrededor de 20 aminoácidos para mantener un funcionamiento correcto. Partiendo de este ejemplo, ¿De dónde surgieron estas células, como máquinas ya existentes? ¿Será el mismo elemento sobre quién creó a Dios?. En otro orden de ideas, puedes descubrir la vida pública de Jesús que inició al cumplir sus 30 años.
Es increíble también estudiar a fondo todo lo que ocurre con la cadena del ADN, su formación, qué cantidades de proteínas y aminoácidos son suficientes para producir este elemento originador de vida.
Cada vez que distinguimos a los científicos ejecutando algún trabajo sobre genética u origen de la vida, no es de extrañar un gran asombro por los resultados arrojados, que muchas veces tienden a ser inesperados o sencillamente espectaculares. Pero, ¿Quién inventó esta maravilla? ¿Habrá alguien más inteligente que esos estudios? ¿Quién creó a Dios?
Richard Dawkins por más que está interesado en los estudios naturales, supone que para explicar el origen de la vida, ninguna premisa recién sacada del horno será suficiente para explicar este fenómeno tan relevante.
Formula la pregunta ¿Qué tipo de causa es suficiente para hallar un sentido real para la vida? Cada una de estas preguntas recuerdan una gran faceta de Dios: la omnisciencia. Para abarcar este punto con solvencia, es necesario recordar la siguiente cita, ubicada en (Romanos 1: 18-22):
«Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.
Las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios…”
Con la cita anterior, es posible comprender la razón del porqué las personas prefieren el análisis de paisajes bíblicos que presenten gran nivel de ambivalencia, porque el estudio del universo es diverso, así como entender la procedencia de la vida. Todos y cada uno de ellos no tienen una causa firme o adecuada, para fundamentar un estudio concreto para ello. Aceptar desde una perspectiva ilógica que son dos grandes comienzos, pero ninguno con causa suficiente.
Implicaciones lógicas
William Lane Craig, un filósofo cristiano hace énfasis sobre la explicación de la explicación que contribuye a argumentar la existencia de Dios, pero luego se percata que esto es completamente innecesario de hacer.
También es momento de recordar un poco lo que recuerda la vida sobre quién creó a Dios o el contexto preliminar de lo que hizo justo de estar presente en la tierra. Para eso, es hora de rememorar un poco lo que cuenta el Salmo 90:1
«Antes que nacieran las montañas mismas, o tú procedieras a producir como con dolores de parto la tierra y el terreno productivo, aun de tiempo indefinido a tiempo indefinido tú eres Dios”
Tal y como lo llamó Pablo, es el «Rey de la Eternidad» y la lógica está tratando de indagar sobre ello. ¿Por qué resulta complicado entender este tipos de ideas? Porque la vida resulta demasiado corta para adentrarse en terrenos pantanosos donde la lógica y el criterio religioso siempre han estado contrapuestos.
Aunque cueste pensarlo, la idea de la eternidad es muy lógica hasta cierto punto, pero por la misma condición pantanosa del terreno, nadie quiere estar seguro de estudiar este apartado sin tener argumentos sustentables. Si esa persona crea a Dios, entonces estamos en presencia del Creador, de ese gran diseñador que produjo la obra más perfecta del universo. También hay que aclarar que el universo tuvo un tiempo sin un panorama claro y eso es leíble en el Génesis.
Entonces, qué ocurre acá, ¿Quién creó a Dios? de ser así, quiere decir que su creador ya existía, mucho tiempo atrás que cualquier otro ser que poblara la tierra. Es claro que antes de empezar a crear el mundo tal y como lo conocemos, Dios estaba solo.