Invocar al Espíritu Santo nos da confianza y serenidad al alma en momentos de tribulación. En este post te presentamos la novena al Espíritu Santo completa para pedir sus bendiciones y dones.
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Novena al Espíritu Santo
El Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, es el encargado de llenarnos del amor del Padre y del Hijo y nos ofrece en todo momento su ayuda, bendiciones y gracias.
Resulta propicio, entonces, hacer una deferencia para con esta tercera persona y dedicarle una especialísima novena al Espíritu Santo, como parte de la Trinidad.
Para hacer la novena, en la que también se incluye una oración de unción al Espíritu Santo, es preciso hacer antes de rezar las oraciones de cada día, hacer primeramente un ofrecimiento de nuestros votos de creyentes.
En la novena, se pide porque todo aquel que la rece obtenga la efusión del Espíritu Santo, que es la transformación de nuestro ser por la acción del Espíritu.
Se trata de una experiencia espiritual por la cual la persona percibe el profundo amor que proviene de Dios y gracias a ello es posible sanar, cambiar y transformarse.
A continuación, veamos el rezo de esta novena con cada una de las oraciones por día:
Acto de consagración al Espíritu Santo
Diariamente debemos ofrecer este acto para obtener la gracia y la bendición en cada día de la novena.
¡Oh, Santo Espíritu!
En esta hora bendita imploro ante tu excelentísima presencia la consagración absoluta de todo mi ser.
Te lo pido en este día para poder contar de ahora en adelante, con tu Luz, Fuerza, Guía y Dirección en todo momento de mi vida, en cada una de mis acciones, fortaleciendo el amor de mi corazón.
A ti me entrego sin reservas y quiero ser siempre dócil a tus inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu!
Derrama tus dones sobre mi para ser igual a María, ejemplo digno de humildad y obediencia.
Gloria al Padre Creador, Gloria al Hijo Redentor, Gloria al Espíritu Santo Santificador.
Amén.
Oración por los siete dones
Elevar esta plegaria al Espíritu Santo nos brinda paz para recibir los dones, la cual podemos complementar con las Frases del alma de San Francisco de Asís.
¡Oh, Señor Mío Jesucristo!
Tú, que antes de ascender a los cielos prometiste que nos enviarías al Espíritu Santo para completar tu obra en las almas de tus Apóstoles y discípulos, acudo a ti para que también me concedas la alegría de que el mismo Espíritu Santo con todos sus dones llene mi alma.
Así sé que podré limpiar mi ser mediante la obra de tu Gracia y de tu Amor.
Te pido, mi Amado Jesús, me concedas el Espíritu de Sabiduría que permitirá descartar todo lo perecedero del mundo y aspirar sólo a lo eterno.
Preciso también del Espíritu de Entendimiento para una mejor comprensión y vivencia tu Divina Verdad.
Concédeme el Espíritu de Consejo para no equivocar el camino y andar más seguro en la vida y poder así agradar a Dios y ganar el Cielo.
Te ruego derrames en mí el Espíritu de Fortaleza para así resistir, como tú, mi cruz y sobrellevar con coraje los tropiezos que pudiera tener en el camino de mi salvación.
Derrama, igualmente, el Espíritu de Ciencia para así conocer más a Dios y a mí mismo y poder crecer en la perfección de la ciencia de los santos.
Requiero también me envíes el Espíritu de Piedad para ser el mejor siervo a Dios dulce y amable.
Finalmente, derrocha en mi el Espíritu de Temor de Dios de manera que pueda estar siempre lleno de reverencia amorosa hacia el Santo Padre y procurar en todo momento no defraudarlo.
Estampa en mi, amado Señor, la señal de tus verdaderos discípulos y lléname con tu Espíritu.
Amén.
Primer día
Te invocamos ¡oh Espíritu Santo!, pues eres Nuestro Ser Amado de Luz. Ilumínanos, pues, con tu divino esplendor.
Nuestra salvación es nuestro mayor deseo y, por ello, huimos y tememos al pecado, que nos tienta desde la ignorancia y la debilidad.
Precisamos que el Espíritu Santo con su Fuerza y Amor nos llene de su esencia.
Con sus siete dones fortalece nuestra voluntad y llénanos el corazón con el amor de Dios.
Debemos procurar mantener nuestra salvación intacta invocando constantemente al Divino Espíritu. Así nos lo dice Romanos en 8,26:
“El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros”.
Oración
¡Poderoso y omnipresente Dios! Agradecidos estamos por permitirnos regenerarnos con el agua y el Espíritu Santo.
Nos concedes también el perdón de todos los pecados y nos permites que los siete dones del Espíritu Santo vengan sobre nosotros e impregnen nuestra existencia de Sabiduría y Entendimiento, del Espíritu de Consejo y de la Fortaleza, el Espíritu de Ciencia y de la Piedad, junto al Espíritu del Santo Temor.
Amén.
Se reza un Padrenuestro y un Avemaría y el Gloria.
Segundo día
En este día te rogamos ¡ven, Padre de los necesitados, ven y cúbrenos con tu manto protector y misericordioso, e ilumínanos siempre!
El don del Temor
Este don nos llena de respeto y obediencia a Dios. Hace que solo temamos la divinidad de Dios para no ofenderlo con nuestros pecados. Este don nos lleva a ser fieles, sumisos y respetuosos de Nuestro Padre Celestial.
El temor nos eleva a ser más sabios y consecuentes con los principios divinos y nos aparta de los placeres mundanos para no separarnos de Dios. En Eclesiastés 2,17 se nos dice que:
“Los que temen al Señor tienen corazón dispuesto y en su presencia se humillan”.
Oración
Bendito Espíritu Santo de Temor a Dios¡ Ven e invade mi alma y mi corazón con tu presencia, con el respeto y obediencia a Dios. Deseo tenerte siempre cerca de mí, que te tenga, mi Señor y Dios, y ayúdame a no caer en las tentaciones que te puedan ofender y alejarme de ti. Hazme merecedor ante tus Misericordiosos Ojos de tus gracias y bendiciones. Tú que vives y reinas en unidad de la siempre Bendita Trinidad.
Amén.
Se reza un Padrenuestro y un Avemaría y el Gloria.
Tercer día
Espíritu Santo consolador de las almas afligidas, que entras a los corazones turbados y los llenas con tu gracia de la placentera paz. Rezamos por esas almas afligidas la Oración a San Francisco de Asís.
El don de Piedad
Agradecidos por este don que despierta en nuestros corazones un sentimiento de amor profundo a Dios como nuestro amado Padre.
Nos inspira para obedecerlo, para amar y respetar a las personas y cosas a Él consagradas, así como a los que reconocemos como solemnidades divinas, la Santísima Madre y los Santos, la Iglesia y su principal autoridad, nuestros padres y superiores, nuestro país y sus gobernantes.
Sabemos por ti Padre que quien está lleno del don de Piedad considera la práctica de la religión como servicio gratificante, pues donde hay amor, no hay trabajo.
Oración
Te aclamo y te llamo, ¡oh Bendito Espíritu de Piedad! Te pido tomes posesión de mi corazón para que enciendas en mí el amor por Dios, para que encuentre satisfacción al servirlo, y para que por amor a Él me acoja amorosamente a su adorada autoridad.
Amén.
Se reza un Padrenuestro y un Avemaría y el Gloria.
Cuarto día
Me regocijo en ti, mi bien amado Espíritu Santo, para que la fatiga no me agobie y para que me des tu dulce aliento y fuerza a fin de seguir en el camino a Dios con mucho vigor.
El don de Fortaleza
Este es el don que nos fortalece en cuerpo y alma para funcionar como es debido en el diario trajín de forma de poder resistir hasta el final el desempeño de una obligación.
Nos lo asevera Mateo en 24,13:
“El que persevere hasta el fin, ese se salvará”.
Oración
Te llamo, Espíritu de Fortaleza, para que mi alma se eleve en tiempos de turbación y adversidad, sosténme en mis esfuerzos de santidad y fortalece mi debilidad. Dame, mi Santo Espíritu, valor contra todos los ataques de mis enemigos y para que nunca me separe de Ti.
Amén.
Se reza un Padrenuestro y un Avemaría y el Gloria.
Quinto día
¡Eres luz inmortal, omnipresente! Por eso te pido visites estos corazones tuyos y llénalos con tu amado ser.
El don de Ciencia
Con el don del Ciencia nuestra alma puede darle el debido y justo valor a cada una de las cosas creadas por Dios. Cuando estamos dotados de este don podemos descubrir cuando hay simulación en las criaturas, mostrándonos su vacuidad y los verdaderos propósitos que los mueven.
Nos muestra, asimismo, el cuidado amoroso que ha tenido Dios, incluso en la adversidad. Nos lleva también a glorificarlo en cada episodio de nuestras vidas.
Gracias a su luz podemos darnos cuenta de la prioridad de las cosas. Apreciamos, además, la amistad de Dios por encima de todo. Proverbios 16,22 nos dice:
“El conocimiento es fuente de vida para aquel que lo posee”.
Oración
Acudo a ti, ¡oh Bendito Espíritu de Ciencia!, porque sé que me puedes conceder la gracia de percibir la voluntad del Padre. Te pido me muestres la nulidad de las cosas de la tierra, que reconozca cuando hay vanidad y tentación y que use ese conocimiento solo para tu Gloria y mi propia salvación.
Amén.
Se reza un Padrenuestro y un Avemaría y el Gloria.
Sexto día
El Espíritu Santo nos anima a no apartarnos de su gracia, de lo contrario nada permanecerá puro en nosotros y todo lo que es bueno se volverá enfermo. Para mantenernos firmes en la fe se puede acudir al Salmo 91.
El don del Entendimiento
Con el Entendimiento nos podemos aferrar al significado de las verdades de nuestra doctrina.
Es por ello que decimos que nuestra fe ya no es estéril, por el contrario, inspira un modo de vida que es testimonio de la fe que hay en nosotros. Ello nos lleva a “caminar dignos de Dios en todas las cosas complaciendo y creciendo en el conocimiento de Dios”.
Oración
Qué venga a mi el Espíritu del Entendimiento para que ilumine mi mente y así poder conocer y creer en todos los misterios de la salvación! Así podré merecer ver la Luz eterna en la gloria y tendré una clara visión de Ti, Espíritu Santo, del Padre y del Hijo.
Amén.
Se reza un Padrenuestro y un Avemaría y el Gloria.
Séptimo día
¡Oh Espíritu Sanador! Ven y sana mis heridas, renueva mis fuerzas, derrama tu rocío de bendiciones y limpia las manchas de la culpa.
El don de Consejo
Este don proporciona a nuestra alma una prudencia sobrenatural, con la cual nos facilita el poder juzgar con prontitud y saber de manera correcta lo que se debe hacer, sobre todo cuando estamos en circunstancias difíciles.
Este Consejo es aplicable a los principios que nos aportan los dones del Ciencia y el Entendimiento en lo que se refiere a tantos casos específicos a los que nos enfrentamos en el curso de nuestras diarias obligaciones, bien sea como padres, educadores, servidores públicos y ciudadanos cristianos.
Este don implica tener sentido común sobrenatural, lo cual constituye un tesoro invalorable en cuanto a la salvación. Así lo decía Eclesiastés 37,15:
“Y por encima de todo esto, suplica al Altísimo para que enderece tu camino en la verdad”.
Oración
Ven, ¡oh Espíritu de Consejo!, te ruego me ayudes en todos mis caminos para que no me aparte de la Santa Voluntad de Dios. Oriéntame hacia lo que es bueno, apártame de todo lo malo y dirígeme por el sendero correcto de tus Mandamientos y poder alcanzar la vida eterna que yo anhelo.
Amén.
Se reza un Padrenuestro y un Avemaría y el Gloria.
Octavo día
Nos enseña el Espíritu Santo:
«Dobla la voluntad y el corazón obstinado, funde lo que está helado, calienta lo que está frío. Guía los pasos que se han desviado».
Asimismo, la Sabiduría ilumina la mente y permite discernir y apreciar debidamente las cosas de Dios. Para lograr mayor iluminación en nuestro ser rezar la Oración a Jesús del gran poder.
Con la Sabiduría sentimos que la Cruz de Cristo produce una divina dulzura, tal como lo señalan las palabras del Salvador:
“Toma tu cruz y sígueme, porque mi yugo es dulce y mi carga ligera.”
Oración
¡Oh Espíritu de Sabiduría! Ven y revela a mi alma los misterios de la Divinidad y muéstrame su grandeza, poder y belleza. Te pido me enseñes a amarlas por encima de todos los gozos pasajeros terrenales. Ayúdame a encontrarlas y poseerlas para siempre.
Amén.
Se reza un Padrenuestro y un Avemaría y el Gloria.
Noveno día
Gracias a los dones que nos concedes, Espíritu Santo desciende sobre los que siempre te adoramos. Danos el alivio en la muerte y vida Contigo en las alturas, así como gozos que no tienen fin.
Amén.
Los frutos del Espíritu Santo
Como frutos que nos dejan los dones del Espíritu Santo, podemos sentirnos bendecidos de que nuestras virtudes se renuevan y perfeccionan, ya que las podemos practicar con mayor docilidad por la divina inspiración que recibimos.
Además, a medida que crecemos en el conocimiento y en el amor de Dios, nuestro servicio es más generoso.
Todo ello nos llena de gozo el corazón y nos sentimos satisfechos por poder consolar en lo posible a los más afligidos. Estos frutos, a su vez, hacen querer practicar más a menudo esas virtudes, convirtiéndose en un poderoso incentivo para emprender esfuerzos mayores para el servicio y Gloria de Dios.
Oración
Se reza un Padrenuestro y un Avemaría y el Gloria.
Antífona del último día
En esta ocasión del último rezo de la novena, rememoramos la misma emoción de los días de Pentecostés:
¡Aleluya! Hoy se reproducen los gozos que sintieron los Apóstoles, cuando el Espíritu Consolador se posó en sus cabezas.
¡Aleluya! Hoy con el resplandor del Divino Fuego, percibimos del Espíritu Santo, el don de lenguas.
¡Aleluya! Hoy les hizo fecundos en palabras, les inflamó su amor y les llenó de sus innumerables carismas.
¡Aleluya, aleluya!
Oración por los dones
¡Oh, Glorioso Espíritu Santo, siempre amado! Te pido en esta ocasión llenes los corazones de tus fieles y enciendas la llama del amor.
Qué por tu intermedio y tu Luz resplandeciente, se iluminen nuestros corazones y se nos conceda cada uno de tus dones maravillosos para ponerlos en práctica al servicio del Dios Padre, guiados por ti.
Permítenos disfrutar de lo que es bueno y gozar de tu consuelo celestial con los frutos que nos das:.
- Ven, Espíritu Santo de Sabiduría, para que gocemos de la gracia de valorar los frutos del cielo. Enséñanos a saber alcanzarlos. Gloria.
- Ven, Espíritu Santo de Entendimiento para que ilumines nuestras mentes y conozcamos los misterios de la salvación, de manera de comprenderlos y aceptarlos con amor y fervor. Gloria.
- Ven, Espíritu Santo de Consejo. Haz que nuestros corazones actúen siempre con rectitud y justicia para beneficio nuestro y de nuestro prójimo. Gloria.
- Ven, Espíritu Santo de Fortaleza. Danos la fuerza de tu gracia para derrotar a los malignos que atacan nuestra alma. Gloria.
- Ven, Espíritu Santo de Ciencia, para que nos enseñes a vivir entre las cosas terrenales para no perder las eternas. Gloria.
- Ven, Espíritu Santo de Piedad. Enséñanos a vivir de manera sobria, justa, y piadosa en esta vida, para alcanzar el cielo en la otra vida. Gloria.
- Ven, Espíritu Santo de Temor de Dios. Muéstranos el significado del temor de Dios de manera que estemos atentos a trabajar por la salvación de nuestras almas. Gloria.
Oraciones para iniciar todos los días
Son innumerables las oraciones que podemos elevar al Espíritu Santo. A continuación algunas de ellas, las cuales se pueden complementar con la Oración al Señor de la Misericordia.
Oración diaria
¡Oh Santo Dios!
Tú, que te esmeraste en lograr la unión de las naciones por la confesión de tu nombre, te pedimos que los que han renacido por el bautismo, que abriguen fe y piedad en sus corazones.
¡Oh Dios Padre!
Tú que enviaste el Espíritu Santo a los apóstoles, es nuestro ruego escuches nuestras plegarias para así alcanzar verdadera paz. Te pedimos que el Santo Espíritu ilumine nuestros corazones con la llama de Cristo.
Llena, mi Señor, nuestras almas con el fuego del Espíritu Santo, para limpiar nuestros cuerpos para tu Gloria. Derrama tu bondad en nuestro ser y que la sabiduría del Santo Espíritu crezca día a día.
¡Oh Dios Todopoderoso!
Te rogamos nos defienda del maligno que asecha y permanezcas en nuestras almas y seamos templos de su gloria.
Te pedimos, Señor, que el Espíritu Santo nos lleve al conocimiento pleno de toda la verdad revelada.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Invocación al Espíritu Santo
¡Oh Espíritu Santo!
Te pido venga y llenes mi almas y envía del cielo tu luz.
Ven, Padre de los necesitados, ven con tus francos dones franco
y llena de paz mi corazón.
¡Ven, Espíritu Consolador!
Espíritu de Dios dulce y soberano, que habitas en mi ser.
Da descanso a mi vida de tanto contratiempo y templanza para el consuelo.
Eres santísima luz de nosotros los cristianos, que a ti acudimos con fervor.
Para el hombre es esencial tu amparo y nada puede hacer sin Ti, puro y santo.
Amén.
Plegaria corta al Espíritu Santo
Te pido, Espíritu mío, que limpies con tus aguas puras todo pecado cometido.
Doblegas a los duros de corazón y renueva las almas que manchó el pecado.
Al descarriado devuélvelo al buen camino y enciende en él tu fuego santo.
Concédeme a tu fiel servidora tus altos dones sagrados.
Aumenta mis virtudes y que merezca el eterno gozo y el feliz descanso.
Amén.





